Raúl Castro Caballero

Abogado Penalista Valladolid

Sobre mí

Raúl Castro Caballero, Abogado Penalista

¿Quién soy y cómo soy?

Mi nombre es Raúl Castro Caballero y, como podrás adivinar, soy Abogado. Evidente ¿no? Por eso no te voy a repetir que soy Abogado, sino que te voy a contar cómo y por qué soy Abogado.

¿Cómo soy? Podría decirse que mi etapa académica tiene una gran incidencia en cómo se ha forjado mi personalidad.

Ya desde pequeño lo cierto es que no me gustaba nada la idea de ir a clase sin los deberes hechos, y si había algo que no me salía como yo pensaba, buscaba la forma práctica de encontrar la solución.

Y qué decir de los exámenes, si creía que tenía que tener una nota mayor, no tenía ningún problema en ir al despacho del profesor y exponerle mis argumentos. Algunas veces tenía razón, y otras veces me demostraron que el equivocado era yo.

¿Qué más aprendí de mi niñez? Aprendí no sólo a sumar, a leer… también aprendí cosas que sólo se aprenden si abres tu mente. Estas son algunas

  • Ética
  • Honestidad
  • Perseverancia
  • Serenidad ante la presión

¿Por qué decidí estudiar Derecho?

El por qué decidí estudiar Derecho tiene su origen en cómo confirmé mi vocación por el mundo jurídico.

Todo comenzó en 1º de Bachillerato, cuando una Jueza vino a dar una charla a mi instituto sobre el funcionamiento de la Justicia, y al final de la misma llevamos a cabo una simulación de un Juicio, en la que tuve la suerte de participar.

Quien me iba a decir a mí, ya que a esas edades no es fácil saber que hacer con tu futuro, que con ese simple acto iba a confirmar mi vocación por el mundo jurídico, lo que me hizo tomar la decisión de estudiar Derecho.

Y fue la mejor decisión que pude haber tomado. Puedo decir, sin mentir ni exagerar, que en la Universidad me encontré con la mejor gente que podría haber conocido, y muy especialmente un Catedrático que dirigió mi Trabajo de Fin de Máster, y que es una figura clave para mí.

 

¿Cómo llegué a fundar mi propio Despacho de Abogados?

Al finalizar la carrera y obtener mi título de Licenciado en Derecho (de hecho, pertenezco a la última promoción de Licenciados) me enfrenté a la pregunta que todos nos hacemos ¿por dónde empiezo mi carrera profesional?

Tenía claro que quería ser abogado, y en mi mente sólo existía y existe una opción: no rendirse.

Así que me armé de valor y paciencia, cogí mis Currículum y me pateé las calles de Valladolid llamando a las puertas de los que ahora son mis compañeros de profesión para ofrecerme y ser pasante, con la seguridad de que en algún momento recibiría un sí por respuesta.

Y en estas llegué al sitio adecuado en el momento adecuado. Crucé la puerta de un despacho que en ese momento sólo estaba integrado por mujeres, me atendió su secretaria, y de alguna forma acabé teniendo una buena charla con ella.

Pasaron unos pocos días, y mientras estaba en clase del Máster, recibo una llamada, y para mi sorpresa era esa misma secretaria:

¡Querían entrevistarme para ofrecerme ser pasante en su despacho!

Lo que sentí en aquel momento, así como la respuesta, creo que ya te lo puedes imaginar. El tiempo que pasé con ellas me dio la posibilidad de tener unas experiencias personales y profesionales tan importantes que no hay dinero que pueda pagarlas.

Pasados un par de años desde que comenzó mi andadura en la abogacía, recibí un e-mail ¿Te acuerdas del Catedrático que te comenté antes? Sí, él fue quien me envió ese e-mail.

¿Qué ponía en ese e-mail? ¿lo quieres saber? Te lo diré, lo que ponía era la llave a mi propio despacho.

Le había hablado de mí a un abogado amigo suyo y éste me ofreció un despacho propio compartiendo gastos con él y dos compañeras más. Nuevamente te podrás imaginar la respuesta.

Y así es cómo he llegado a tener mi despacho jurídico, con esfuerzo y la confianza de todos aquellos que creen en mí (aquí no puede faltar mi humilde pero gran familia)

¿Cómo trabajo?

Supongo que ya tienes una idea de qué hago, así que te voy a contar cómo lo hago:

  1. Intento cuidar de mis clientes lo máximo posible
  2. Entiendo que el cliente, cuando acude a mí es porque tiene un problema, así que hago todo lo posible porque se sienta cómodo y seguro
  3. Soy transparente con el cliente

Te lo explicaré con un caso real: un día me llamó un señor, ya mayor, que necesitaba un abogado porque tenía una finca rústica y necesitaba desalojar a la persona que la ocupaba.

Le atendí, le expliqué como iba a ser todo el proceso (extrajudicial y judicial en su caso) y como era la primera vez que tenía que acudir a un abogado, hice todo lo posible para que se sintiera protegido.

Inicié los trámites correspondientes, y al final el asunto se solucionó de manera totalmente satisfactoria para el cliente.

¿Sabes qué fue lo mejor? No fue necesario acudir al Juzgado.

Y ahora que ya me conoces, responde a una pregunta: ¿Puedo hacer algo por ti?

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